viernes, 23 de noviembre de 2007

DOS MODOS DE VIVIR

DOS MODOS DE VIVIR
Vives a través del pensamiento o vives de acuerdo con hechos y verdades evidentes.

LA VIDA A TRAVÉS DEL PENSAMIENTO

El drama y la tragedia de vivir desde el pensamiento radica en la ilusión de la conciencia que, al crear un yo ficticio, hace sentirte y verte separado del resto del mundo.
Siendo cierto que es el propio razonamiento el que te lleva a esa verdad, la misma será trascendente en tu vida sólo si la ves directamente, si te sucede la experiencia de trascender el pensamiento. Un misterio, por no depender de tu voluntad.
Al prevalecer el pensamiento vives enteramente dentro del lenguaje y es un hecho que las palabras no son la cosa. Por experiencia propia sabes que las ideas son sólo las interpretaciones que haces de la denominada realidad objetiva o cosa externa en la que se piensa. El pensamiento no es la realidad externa, al igual que el mapa no es el territorio.
Desde el pensamiento te comportas como si en verdad estuvieses separado del universo, y domina tu vida una visión bipolar de las cosas. Todo lo divides y clasificas. Te dejas engañar por la ilusión de una división entre el observador y lo observado, entre sujeto y objeto. Comienzas, entonces, a comportarte como si en verdad tú y la naturaleza fueran dos cosas distintas, lo que se evidencia cuando dices que amas la naturaleza.
Eres producto del proceso evolutivo y tu existencia depende, literalmente, de lo que consideras que estás separado. Eres ideas, sentimientos e imagen. Pero, también eres hijo de la vida y, como tal, dependes de la luz, el aire y el agua.
Sólo viendo directamente los hechos podrás vivenciar que eres producto de un proceso y que formas parte de un todo, que incluye toda manifestación de vida, por lo que eres el universo. Solamente esa experiencia inefable puede conducirte a una posición auténticamente ecológica que te permita vivir en armonía con los demás seres vivos e impregnarte de un sentimiento religioso que te lleve a lo espiritual, sin caer en las religiones organizadas, producto del pensamiento de algunas personas.

EL PENSAMIENTO TIENDE A SER UNA PRISIÓN
El pensamiento te encierra en una especie de cárcel que te hace creer que tu particular forma de ver el mundo es la única verdadera. Te imaginas, al igual que los niños, que los demás piensan como tú. Llegas a convencerte de saber algo y te vas olvidando del misterio de la vida.
A la mente la seduce la idea de un Dios personal que premia y castiga. En fin, tiendes a darte mucha importancia personal y a olvidarte del enigma que a todo lo envuelve. Sin embargo, al ser imposible soslayar por completo los arcanos de la existencia, surge el temor tanto a la muerte como a la propia vida. Todo ello te dificulta el cambio y buscas seguridad en las organizaciones, y tu felicidad comienza a depender de cosas externas.

VIVIR DE ACUERDO CON HECHOS Y VERDADES EVIDENTES

La segunda manera de vivir es cuando logras ver que estás condicionado y te das cuenta de tus prejuicios, porque el mismo hecho de ser testigo de tus condicionamientos es un acto liberador, a partir de allí podrás vivir teniendo como referentes a hechos y verdades evidentes, no a ideas y opiniones.
Tú no llegaste al mundo, ni fuiste creado desde la nada. La realidad es que, así como las olas son una manifestación del mar, tú eres producto y expresión de la naturaleza. Eres una manifestación del mundo y de la vida.
Cuando trasciendes el ego ganas en libertad al darte cuenta que el yo es siempre un recuerdo. Por otra parte, cualquier opinión o pensamiento no pasa de ser una interpretación, porque todas las ideas serán siempre hipótesis. Sólo saliendo de la prisión del ego, de los pensamientos y las palabras, podrás tomar conciencia del inefable misterio y milagro de la totalidad de la vida.
Es indispensable ver directamente los mecanismos de la mente para comprender que todo pensamiento está condicionado, y permitir que surja la alegría sin objeto, la simple dicha de Ser.
Eres el único ente que tiene la posibilidad de vivir conscientemente el misterio de la vida. No necesitas tener conocimientos especiales para saber que estás vivo y que frente a tus ojos está un universo con millones de otros entes que también existen, aunque tengan formas completamente distintas a las tuyas. Si observas, directamente y sin identificarte con el observador, es decir, sin condicionamientos, podrás percatarte de que lo más maravilloso del Universo es tener conciencia de tu propia existencia, poder ser testigo y vivenciar el milagro de la totalidad de la vida. La vida y la conciencia son un misterio, al cual no podrás vivenciar pensando. Sin embargo, son igualmente un milagro que sí puedes experimentar aquí y ahora mismo.
En ese aparente simple hecho de existir y poder vivir teniendo conocimiento de ello radica, también, la posibilidad de encontrar la felicidad, porque ese despertar al milagro que eres a través de la autoconciencia es lo único que le da un sentido evidente y auténtico a tu vida. No obstante, tiendes a vivir de espaldas al hecho de que la vida misma es más importante que todos sus contenidos. Tiendes a limitar la maravilla del vivir a las cosas que producen placer.
rey253@hotmai.com

¿Quiéres ser feliz?

¿QUIÉRES SER FELIZ?

Reinaldo Rodríguez Anzola
La verdad absoluta y la realidad son una misma cosa, pero, al no ser cosas de la mente, están más allá de las palabras.
La razón sirve para acercarnos lo más posible a la verdadera realidad y, por ende, a verdades absolutas.
Te diré los tres hechos o verdades evidentes más importantes para el ser humano: 1) No somos la persona que creemos ser; 2) No estamos separados del resto de las cosas del mundo; y 3) El libre albedrío es otra ilusión.
El sabio, al percatarse de esas tres verdades, tiende a decir que no somos nada. El iluminado, al vivenciar esas mismas verdades, se da cuenta de ser todo.
Como seres humanos nos toca vivir con esas aparentes contradicciones, porque desde la mente realmente no somos nada, puesto que nada podemos decir que no sea relativo, que no pertenezca al mundo dual y que no esté sujeto a interpretaciones. Sin embargo, al vivir el presente, al salirnos de la mente y al ir más allá de las palabras, somos todo, porque dejamos atrás el mundo de las fronteras entre materia-espíritu, mente-cuerpo, y vida-muerte.
La verdad es que somos vida, somos el universo y, por serlo, somos lo absoluto, sin principio ni final. Es la mente la que fractura la realidad y crea las fronteras.
Esos hechos o verdades evidentes no son tan difíciles de demostrar porque se sustentan en hechos de la vida real y no en simples creaciones de la mente. No se te pide que las aceptes sin entenderlas, ni que tengas fe en ellas. No, usa la razón y te darás cuenta de su verdad y al percatarte de que no son otra teoría más, no podrás olvidarlas. Pasan a ser una verdad que cambia tu vida, sin que puedas evitarlo.
Se trata de algo tan simple, como aprender a flotar en el agua. Luego de percatarte de que no tienes que hacer nada por ser algo inherente al ser humano ya no está es tus manos dejar de saberlo, es una verdad que al comprenderla te seguirá sin que puedas olvidarla.
Siendo algo tan simple, ¿por qué no todos somos sabios iluminados, al lograr la realización última? La respuesta también es simple: porque estamos condicionados por la mente al crearnos un yo ilusorio. Creemos ser lo que nos dicen que somos, y luego seguimos repitiéndolo. Ese yo ficticio nos hace vernos separados del resto del mundo y, finalmente, confundimos nuestra inteligencia con la ilusión del libre albedrío. La verdad es que tenemos una inteligencia que nos lleva a tratar de hacer siempre lo mejor posible, dado nuestro nivel de desarrollo.
La mente funciona en base a opuestos y con ellos creamos las fronteras. Nos identificamos con ese yo ilusorio y la supuesta separación entre nosotros y el resto de las cosas del mundo. Es así, que cada quien crea mundos separados, en los cuales nos vemos como el hacedor.
¿Qué es necesario para despertar a la realidad? Solamente ver esos condicionamientos que es igual a vernos a nosotros mismos. La verdad es liberadora.
Son de ayuda los libros y la propia vida de los sabios. Te sugiero acercarte a las enseñanzas de los grandes maestros. Por algo la humanidad reconoce como sabios a Laotse, Buda, Sócrates, Jesús y Einstein. Lo novedoso que te propongo es que no te quedes con uno solo de ellos. Aprende de los cinco, porque de esa forma comprobarás que a las mismas tres verdades arriba señaladas llegaron esos cinco sabios, por caminos distintos: la filosofía, la ciencia y la mística.
Luego, si te atrae, puedes corroborar esas verdades con otros sabios que te llamen la atención. Son muchos, pero ten cuidado. Te sugiero estos otros cinco: Ramana Maharchi, Krishnamurti, Nisargadatta Maharaj, Osho y Ramesh Balsekar. Este último, todavía vive y recibe en su casa en Bombay a quién quiera hacerle preguntas, todos los días del año y sin costo alguno.
Pudieras pensar que eso de ser sabio o realizarse es sólo para algunos. Pero no, nada te impide la iluminación. En todo caso, estoy absolutamente seguro que quieres ser feliz. Pues bien, el único requisito indispensable para ser verdaderamente feliz es aceptar la realidad. Por ello, mientras no veas por ti mismo la realidad de las tres verdades antes dichas, no podrás ser auténticamente feliz.
El único requisito indispensable para la felicidad, al igual que lo es para la realización personal o iluminación, es aceptar la realidad tal como es. En lo adelante es una tierra sin caminos.


rey253@hotmail.com